En los inicios del cine, las primeras producciones, fueron cortometrages de tipo documental y con el tiempo se incursionó en el mundo de la ficción. Estas primeras creaciones, dependían enteramente de la duración del rollo de película, que en aquellos tiempos no era mayor a los 10 minutos.
Gracias a la técnica del montaje (unir o pegar tomas diferentes) que apareció más tarde, fue posible armar películas de mayor duración, con estructuras más complejas, hasta llegar a las producciones de largometraje que todos conocemos y a las que estamos acostumbrados.
No obstante, el cortometraje nunca desapareció; se convirtió en un género cinematográfico aparte, con un lenguaje propio que desarrolló gran fuerza expresiva y dramática gracias a la capacidad de sintetizar historias. De esta manera, hoy en día un cortometraje puede ser documental o de ficción, caracterizándose siempre por su breve duración, que puede ir de 1 a 30 minutos (de 30 minutos a una hora se consideran mediometrajes, y de más de una hora de duración largometrajes).
En nuestro país, el cortometraje se ha caracterizado sobre todo por acompañar la historia del México moderno, principalmente como documentales que hoy en día tienen el valor de archivos históricos. Bajo particulares condiciones de producción, escasos presupuestos, formato reducido, relatos concisos, pocos días de rodaje, y su gran capacidad para sorprender con unas cuantas imágenes en pocos minutos, el cortometraje viene a llenar huecos y a formar cineastas. Este estilo ha impregnado a sus realizadores de la sapiencia para comprender el valor de su brevedad y ha extraído fuerza de esas aparentes limitaciones de tiempo y espacio para convertirse en una obra que respira por sí misma, independiente y fuerte.
Gracias a la técnica del montaje (unir o pegar tomas diferentes) que apareció más tarde, fue posible armar películas de mayor duración, con estructuras más complejas, hasta llegar a las producciones de largometraje que todos conocemos y a las que estamos acostumbrados.
No obstante, el cortometraje nunca desapareció; se convirtió en un género cinematográfico aparte, con un lenguaje propio que desarrolló gran fuerza expresiva y dramática gracias a la capacidad de sintetizar historias. De esta manera, hoy en día un cortometraje puede ser documental o de ficción, caracterizándose siempre por su breve duración, que puede ir de 1 a 30 minutos (de 30 minutos a una hora se consideran mediometrajes, y de más de una hora de duración largometrajes).
En nuestro país, el cortometraje se ha caracterizado sobre todo por acompañar la historia del México moderno, principalmente como documentales que hoy en día tienen el valor de archivos históricos. Bajo particulares condiciones de producción, escasos presupuestos, formato reducido, relatos concisos, pocos días de rodaje, y su gran capacidad para sorprender con unas cuantas imágenes en pocos minutos, el cortometraje viene a llenar huecos y a formar cineastas. Este estilo ha impregnado a sus realizadores de la sapiencia para comprender el valor de su brevedad y ha extraído fuerza de esas aparentes limitaciones de tiempo y espacio para convertirse en una obra que respira por sí misma, independiente y fuerte.